Modelo Europeo de Producción de huevos
Modelo europeo de producción (MEP) agroalimentaria
Las actividades de producción y comercialización de huevos y ovoproductos están sujetas a numerosas regulaciones, cuyas directrices vienen marcadas por las políticas de la Unión Europea. En su conjunto definen el denominado Modelo Europeo de Producción (MEP) agroalimentaria, que los ciudadanos comunitarios han elegido y es un referente mundial.
Se caracteriza por responder a las demandas del consumidor y aplicar los mayores estándares de seguridad alimentaria, sostenibilidad de la producción, protección del medio ambiente y del bienestar y la sanidad animal.
El conjunto del sector del huevo español está comprometido con su aplicación.
¿Cómo afecta el MEP al sector del huevo?
Las granjas e industrias españolas del sector del huevo invierten continuamente en mejorar sus instalaciones y manejo para que los todos los eslabones de la cadena, desde la producción al consumidor, estén alineados con los objetivos del MEP, cuyos requisitos también evolucionan con el tiempo.
Algunos ejemplos de qué supone el MEP en el sector son:
- adaptación de las granjas y del manejo para aplicar las normas de bienestar animal
- mejora de la sanidad de las aves y reducción de los tratamientos veterinarios con medidas preventivas (vacunación, buenas prácticas de higiene y bioseguridad)
- reducción del impacto ambiental de las granjas con las mejores técnicas disponibles
- trazabilidad completa a lo largo de la cadena del huevo y ovoproductos (marcado, etiquetado, registros y documentación)
- sistema APPCC en la clasificación y procesado de huevos para garantizar la seguridad alimentaria
- innovación en la selección y clasificación de huevos (automatización, eficiencia, identificación de cada huevo en la cáscara, etc.)
El MEP implica para los productores de comunitarios costes más elevados en la producción y comercialización de huevos que los de los productores de países terceros, que siguen modelos menos exigentes. Es el caso de India, Estados Unidos, Ucrania, Argentina, Brasil o Turquía, entre otros, que tienen menos costes regulatorios. Esto puede condicionar la competitividad de las empresas comunitarias en el mercado mundial.