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Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos

Sanidad y bienestar animal

Sanidad y Bienestar animal
Gallinas sanas y bien cuidadas, lo primero

La sanidad y el confort de las gallinas son prioritarios para los productores de huevos. Por eso están comprometidos con las regulaciones sobre control sanitario y bienestar de las ponedoras, que en la UE son muy exigentes.

El bienestar de los animales de granja es un pilar del Modelo Europeo de Producción (MEP) desde hace décadas. Las condiciones de manejo, transporte, alojamiento y sacrificio están recogidos en la normativa, que se basa en criterios científicos y zootécnicos para atender las necesidades de las aves a lo largo de su vida.

Las granjas españolas están adaptadas al Real Decreto 3/2002. Desde el 1 de enero de 2012 las gallinas ponedoras criadas en jaula se alojan en jaulas acondicionadas (con mayor espacio y equipamientos que las jaulas convencionales autorizadas en la mayoría de los países terceros). Las autoridades competentes vigilan y controlan la aplicación de las normas de bienestar en las granjas.

También la sanidad de las ponedoras se cuida y controla, ya que las aves pueden sufrir enfermedades que pueden transmitir a humanos. Por ello la UE ha establecido programas de control de salmonela en las granjas de ponedoras, y se vigila también la presencia de influenza aviar. La detección de cualquiera de estas enfermedades obliga a adoptar medidas estrictas de control para su eliminación. Los productores y veterinarios responsables de los protocolos sanitarios de las granjas tienen un papel activo en estas tareas (ver el apartado “La seguridad alimentaria, ante todo”).

¿Por qué cuatro sistemas de producción?

La UE define las características de los sistemas de producción de huevos, que son cuatro: en jaula acondicionada, en suelo, camperas y ecológicas. Se diferencian esencialmente por sus equipamientos y manejo, que se traducen en costes distintos de producción (menores para el sistema en jaula y los más altos para el ecológico) y que suelen reflejarse en los precios de venta. La forma de producción se indica obligatoriamente en el envase y en la cáscara del huevo (en este caso con un código). El consumidor tiene así disponible la información sobre el modo de producción y puede elegir el huevo que prefiere.

El sistema de producción del huevo no tiene incidencia en su calidad objetiva, es decir, no hay huevos “mejores” por proceder de un sistema u otro. Los distintos tipos de huevo responden a las demandas de los consumidores en relación a la forma de producción, y por ello se han definido para toda la UE cómo son las granjas en cada sistema. Podemos decir que hay un tipo de huevo para cada consumidor.

Todas las granjas autorizadas en la UE, de cualquier sistema de producción (en jaula, suelo, campero o ecológico) aplican los más altos estándares de bienestar y sanidad de las ponedoras. Ningún sistema de alojamiento o tipo de producción garantiza por sí mismo niveles mayores de bienestar animal, ni una calidad o valor nutricional diferenciado. El manejo adecuado en la granja es el factor esencial para que las aves estén confortables en cualquier sistema y produzcan huevos de calidad.